Que se arrime un poco más al borde de la cama, que esas fatigas ya las veía yo venir. Que se arrime, que se arrime, que esas náuseas ya se las avisé yo. Pesada me decía y ahora mira, ni fuerza tiene, que se arrime por favor. Que se arrime que al final acabará manchándome las sábanas. Que va a empezar a oler mal, se va a poner azul y se va a morir. Y no necesariamente por este orden.
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