Lleva durmiendo horas en su cunita
como un ángel. Lo miro sentada bajo las enaguas de la mesa camilla
pensando en el paso del tiempo. Nada es igual pero todo se repite. En la
misma casa, la misma cuna, el catre, las sábanas, la escupidera, las
paredes apulgaradas.
Debe estar arrecido. Lo arropo en mi regazo. Sigue durmiendo con sabañones en sus orejitas. Me salen cabrillas en las piernas y levanto el papel de orillo para relajar la candela. Yo también me relajo con el olor de la alhucema.
Mi madre ya no está pero ahora estoy yo.
Debe estar arrecido. Lo arropo en mi regazo. Sigue durmiendo con sabañones en sus orejitas. Me salen cabrillas en las piernas y levanto el papel de orillo para relajar la candela. Yo también me relajo con el olor de la alhucema.
Mi madre ya no está pero ahora estoy yo.
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